viernes, 22 de junio de 2012

¿Y mi músculo?

Todos, desde los fisicoconstructivistas hasta los corredores, pasando por atletas de cualquier disciplina y personas de cualquier sexo y edad necesitamos músculo, tenemos músculo. En mayor o menor cantidad, sedentarios lectores o activos escritores, todos nos beneficiamos de una masa muscular sana y suficiente.
Pero, ¿hay manera de perderla? ¡Claro! Y es más fácil de lo que parece. Es más, es mucho más fácil perderla que ganarla.
Escucho frecuentemente en consulta como, sobre todo mujeres, no desean una musculatura abundante y vistosa, les parece que eso es digno de los caballeros fuertes y valientes y no de las princesas delicadas y divinas cuando en realidad, seas hombre o mujer, necesitas desarrollar masa muscular que no es sinónimo de músculo voluminoso.
El músculo te da, además te "tono", fuerza, potencia, estabilidad, velocidad de reacción, etc y a su vez es un importante reservorio de proteína.
De hecho, todos debemos hacer ejercicio y el ejercicio es la principal “causa” del desarrollo de la masa muscular. Claro, no será lo mismo hacer ejercicio cardiovascular que de resistencia (fuerza) pero en los dos casos, habrá más masa muscular.
Ahora bien, mucho se sabe y se lee de cómo hace músculo. Que si hay que hacer pesas, comer mucha proteína (lo cual no es verdad, de eso ya hemos hablado), bla bla bla. De lo que yo quiero contarles hoy es de la pérdida de esa masa muscular. Para ser honestos, es mucho más difícil hacer músculo que perderlo.
¿Qué es lo que hace que disminuya nuestra masa muscular total? Hay varios factores, entre ellos están: el sedentarismo (y más en un cuerpo acostumbrado a la actividad), enfermedad, estrés, cansancio y hambre. Si hambre.
¿Sabías que si no comes lo que necesitas, en lugar de perder grasa la almacenas y lo que pierdes es músculo y agua?
Esto es precisamente lo que pasa en las dietas donde te matas de hambre. Esto es lo que pasa en las dietas donde no te matas de hambre pero comes menos de lo que necesitas (y pues si, si sientes cierta hambre pero crees que puedes aguantar con gelatina light, pepinos o tomando café). Esto es lo que pasa en las dietas en las que hay una relación desproporcionada entre carbohidratos y proteínas.
Es casi obvio pensar que si no haces ejercicio, pierdes músculo y ganas grasa. Eso nos lo han dicho siempre. También nos han dicho que comer engorda. Las dos cosas son verdad pero no son “verdades absolutas”.
Lo que quiero que sepas es que “engordar” tiene poco que ver con tu peso. Engordar está directamente relacionado con aumentar tu porcentaje de grasa, lo que significa más grasa-menos músculo. Esto sucede también si dejas de comer. Cuando el cuerpo detecta que lo que comes es insuficiente para cubrir sus necesidades activa mecanismos de protección para almacenar lo "poco" que consumes en forma de grasa y utilizar la proteína como fuente de energía. Es decir, más grasa-menos músculo.
Cuando hablo de “comer lo que el cuerpo necesita” me refiero a consumir las calorías necesarias de acuerdo a tus características y tu actividad. Cada persona es diferente, pero lo que es un hecho es que si no le das lo que te pide, no le pidas que haga lo que esperas.
Si no comes suficiente vas a perder masa muscular y ganar grasa (aunque eso no se refleje directamente en tu peso). Eso es una realidad y, como dicen en España, te lo puedo decir más alto, pero no más claro: ¡hay que quitarse el miedo a la comida!
tomado de: http://blogs.eluniversal.com.mx/weblogs_detalle16425.html

lunes, 4 de junio de 2012

La vida es primero

El cáncer es un enemigo letal de la humanidad y algunos de sus tipos son especialmente peligrosos para las mujeres, que tienen en el de mama una de las amenazas más graves a su existencia, por lo cual siempre deben estar con la guardia en alto.

Los médicos nos cuentan que lo primero que debe hacer una mujer es visitar regularmente a un ginecólogo y atender sus recomendaciones, entre las que destacan someterse regularmente a pruebas de tactos en casa, exámenes como el papanicolaou y, a cierta edad, otras modernas pruebas, como la mastografía.

Realidad científica

En las pláticas de mujeres aparece el tema de la mamografía y frecuentemente de lo que más se habla es de dolor, sin poner el acento en lo vital, que es una prueba que salva vidas.

El doctor Enrique Bargalló, jefe de Tumores Mamarios del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), explica que es una herramienta que permite en la actualidad detectar el cáncer de mama a tiempo y salvar vidas, sobre todo si ya existen factores hereditarios, lo que aumenta la posibilidad de desarrollar cáncer de mama.

“La mamografía se realiza con un aparato de RX llamado mamógrafo, que con muy baja dosis de radiación puede detectar diversas anormalidades, principalmente el cáncer de mama, incluso en etapas tempranas de la enfermedad”.

Y contra lo que muchas mujeres creen, es una técnica rápida, fácil de aplicar y que no causa dolor. “Consiste en comprimir suavemente el pecho durante unos segundos para obtener varias imágenes que posteriormente serán interpretadas por el radiólogo, para permitir hacer un diagnóstico al médico u oncólogo”, indica.

Conserve sus mamografías

El especialista menciona que es importante conservar las mamografías realizadas a lo largo de la vida de la paciente, ya que permite, al compararlas, detectar alteraciones y ver cómo se fueron desarrollando sucesivamente.

Y es que muchas lesiones se pueden detectar de manera temprana si se compara una mamografía nueva con la de años anteriores; además, ayuda a hacer un diagnóstico más certero en una patología temprana, así como descartar padecimientos graves, pues no todo lo que hay en los senos es maligno, de ahí la importancia de realizarse la exploración mensual y la mamografía anualmente después de los 40 años.


por:Silvia Ojanguren 
tomado de:http://www.zocalo.com.mx

Las dietas mentirosas

Las dietas mentirosas

Silvia Ojanguren

Los primeros días de un régimen alimenticio “mágico” y sin control médico hacen perder agua y músculo, pero los kilos de más vuelven de inmediato.…

La pérdida de peso es un sueño de millones, y la gente suele obtener buenos resultados inmediatos, pero ese “éxito de las dietas o productos milagro” se debe a la pérdida de agua y masa muscular y no de grasa corporal, que sería lo ideal, nos dice Carmen Haro, nutrióloga del Instituto de Nutrición y Salud Kellogg’s.

La especialista alerta sobre que, una vez que terminan estas dietas se recupera el peso perdido, en un fenómeno conocido como “rebote”.

Mitos y realidades

“¿Para que una dieta funcione, debemos morir de hambre?, la nutrióloga dice: esto es falso, “sólo perderíamos masa muscular y afectaríamos nuestra salud. Una dieta para bajar de peso debe aportar los nutrimentos necesarios para mantenernos saludables”.

Lo que es una realidad, es que con estas dietas se debe comer menos de lo acostumbrado y realizar más actividad física. De carbohidratos que engordan, nos menciona: son la principal fuente de energía para el cuerpo, por lo que no deben ser eliminados de la alimentación.

“Lo que sí debemos hacer, es no exceder su consumo y buscar las versiones integrales de algunos cereales. La fibra contenida en este tipo de alimentos puede ayudar a mantenernos sin hambre por más tiempo”.

De ahí la idea, que la mejor forma de perder peso es comer una o dos veces al día, sostiene que “hacer esto puede afectar nuestra salud y provocar cansancio. El metabolismo cambiará y nuestro cuerpo tratará de ahorrar energía, pues pasa mucho tiempo en ayuno (sin recibir alimento)”.

Tomar suficiente agua (de dos a tres litros al día) ayuda a mantener un peso saludable. Siempre hay que tomar medidas antropométricas (peso, estatura, circunferencias) después de haber evacuado intestinos y vejiga”, indica la experta.

Carmen Haro señala que para mantenerse saludable, el cuerpo necesita de todos los nutrimentos; debemos cuidar el equilibrio entre cada uno de ellos y la cantidad que se consume.

Además de estos mitos, menciona la nutrióloga de Kellogg’s, es importante cuidar que la dieta no caiga en situaciones, como prometer una pérdida de peso rápida y sin esfuerzo (más de un kilogramo por semana).

Hay que evitar las que no tienen en cuenta las características individuales (hábitos de alimentación, horarios, alergias, gustos), las que no estén supervisadas por un médico o nutriólogo, y aquellas que no tengan en cuenta el cambio de hábitos de alimentación a largo plazo.

tomado de http://www.zocalo.com.mx